top of page

Un día a la vez: aprendiendo a soltar y empezar de nuevo

  • Foto del escritor: Ram Barreda
    Ram Barreda
  • 28 ene
  • 3 Min. de lectura

Hoy quiero compartir el trabajo que estoy haciendo para aceptar mi realidad. La verdad es que, ahora mismo, me siento bastante inconforme con ella. Hoy quiero hablar de mi tema favorito: el amor y las relaciones en pareja, un tema que me encanta discutir pero en el que, cuando me toca vivirlo, soy un fracaso.

Hace un par de años, sin darme cuenta, perdí el rumbo. No supe valorar que tenía a una mujer increíble a mi lado, con quien compartía objetivos, planes a futuro... En resumen, la vida que siempre había soñado.

Dios me la puso enfrente, pero no lo valoré. En cambio, me dejé dominar por mi soberbia, egocentrismo y egoísmo. Me creí el "Juan Camaney" de todo y no valoré a las personas que tenía cerca, especialmente a ella.

Así, sin darme cuenta, fui cavando un hoyo del que parecía imposible salir. Es como si estuvieras excavando un pozo infinito, uno en el que el fondo lo decides tú. Pero cuando estás atrapado en tu propia realidad, ese fondo parece no llegar, porque siempre crees que puedes caer más.

Hasta que un día te hartas. Te hartas de vivir por inercia, de no ser consciente de lo que tienes, de lo que perdiste y de todo lo que dejaste ir por estar en tu propio mundo.

Hoy, tras más de dos meses en recuperación, he comenzado a priorizarme. Mi mente está desintoxicándose y soy cada vez más consciente de todo lo que perdí.

Me acerco a los 30 años, y nada de lo que había planeado se parece a mi realidad actual. No tengo pareja, lastimé a una gran mujer y, probablemente, a más personas en el camino.

Ahora mismo no estoy cerca de conocer a alguien, y, siendo honesto, hasta miedo me da. Me aterra abrirme otra vez, arriesgarme a salir herido. Aunque, al final, sé que eso es el amor: arriesgarse, darlo todo y confiar en que será recíproco.

Sé que todo esto es mi responsabilidad. Admito que la cagué y que soy el único responsable de mis errores. Pero también tengo claro que ahora es el momento de trabajar más que nunca en mi recuperación, en fortalecer mi espíritu y en convertirme en una mejor versión de mí mismo.

Quiero ser alguien digno de una relación sana: un hombre espiritual, con escucha activa, que sepa comunicarse, ser detallista y valorar profundamente a la persona que esté a mi lado.

Quiero aprender a no dar nada por sentado, porque cuando dejas de valorar lo que tienes, lo pierdes.

Sé que estuve perdido durante años y que, probablemente, la persona que me habría gustado que conociera esta nueva versión de mí nunca lo hará.

Pero tengo fe en que Dios tiene un plan para mí. Como dicen mis padrinos, ahora que sé que hay un programa y que no estoy solo, las cosas pueden mejorar.

Me toca aferrarme a esta esperanza y vivir un día a la vez.

Hoy también me tocó soltar a alguien que no quería soltar. Alguien con quien me visualicé en el futuro: mi mejor amiga, mi persona.

Pero estoy aprendiendo que las personas no están en nuestra vida cuando queremos ni para siempre; todas tienen un ciclo.

Reflexiono sobre lo que hice bien, lo que pude haber hecho mejor y los patrones de conducta que no puedo repetir.

Entiendo que cada paso que doy me acerca más a conocer a la persona con quien compartiré mi vida.

Por último, tengo claro que hoy, más que nunca, debo priorizar mi paz mental y mi recuperación por encima de todo.

Nadie, por más que la quiera o por más planes que haya imaginado con esa persona, vale la pena si significa volver a caer en ese hoyo profundo.

Este camino ahora es mío, y confío en que, con disciplina y fe, la vida y dios me llevarán hacia donde debo estar.

 
 
 

Entradas recientes

Ver todo
Agosto

Por fin llegó agosto Y sí... ya es agosto. No sé en qué momento pasaron tantas cosas, pero aquí estoy. Un poco más despierto, un poco más...

 
 
 

Comentarios


bottom of page