top of page

Nueve meses de elegirme: de sobrevivir a vivir

  • Foto del escritor: Ram Barreda
    Ram Barreda
  • 17 ago
  • 5 Min. de lectura

Hoy para mí es un día super especial porque estoy cumpliendo nueve meses de elegirme todos los días. De elegir vivir y aceptar la realidad que la vida me pone en frente y dejar de querer evadirme en una irrealidad que no me corresponde.

Han sido nueve meses en donde he crecido como persona, en los que recuperé una relación con mi ser superior que tenía completamente rota. Nueve meses de darme cuenta de que no estaba destinado a vivir una vida de mierda todos los días, sino que al contrario, hoy veo que la vida es bonita y que vale la pena vivirla.

Hoy volteo a ver quién era hace nueve meses: la falta de amor propio que me tenía, la falta de motivación, la pesadez que era levantarme cada día ya que no tenía ninguna razón para querer estar. Siempre buscaba fugas, tenía máscaras, era un camaleón que se adaptaba a las personas. Les mentía con tal de pertenecer, de que me aceptaran, de que no vieran todo lo que me pasaba. Para mí siempre fue más importante vivir de la apariencia que mostrarme tal cual soy.

Hoy ya no vivo con máscaras. Hoy elijo mostrarme al mundo tal cual soy. Cuando conozco a alguien, prefiero que conozcan mi verdadera esencia y no una persona falsa.

No ha sido nada fácil. No es sencillo ver cómo hoy me cuesta más trabajo generar vínculos con las personas. He conocido gente increíble con la que en otro tiempo hubiera hecho todo para que se quedaran, pero hoy ya no. Hoy debo quererme más a mí de lo que quiero a alguien más.

Se han ido de mi vida personas que pensé que estarían siempre, o al menos quería que estuvieran, pero mis propias acciones, mi propio egoísmo, hizo que se alejaran.

Hoy decido soltar el control, soltar esa necesidad de que todo salga como yo quiero, y entiendo que las cosas van a salir como están destinadas a salir. Decido confiar más en Dios y en sus planes conmigo.

Ya no me mortifico por estar cerca de cumplir 30 años y no estar ni cerca de lo que hace cinco años pensaba que era el camino correcto: tener una pareja, formalizar, vivir juntos, casarnos, tener una familia, etc. Hoy entiendo y acepto que ese camino que yo soñaba no era el camino que Dios tenía preparado para mí. Entiendo que mi camino es el de la recuperación personal y espiritual, y que con esa recuperación viene el crecimiento y la búsqueda de ser una mejor persona.

Hoy elijo hacer la paz con mi realidad. Porque me guste o no, es la realidad con la que tengo que vivir. Tengo de dos: vivir enojado y frustrado porque no es la realidad que yo quería, o aceptarla y ver de qué manera puedo sacarle mejor y mayor provecho.

Oportunidades para tener esa vida no voy a negar que las tuve, pero por una u otra razón no las aproveché. Solo se resume a que eran personas pasajeras en mi vida y que, por más que quisiera que se quedaran, ellas y yo fuimos algo pasajero en la vida de cada uno. Aprendimos lo que teníamos que aprender, nos sufrimos, nos quisimos y ya. A lo que sigue.

Hoy realmente confío en Dios en todo, porque como un amigo lo dijo: “Dios o es todo o es nada”. Y es muy cierto. Cuántas veces no queremos decir: “sí Dios, lo que tú quieras… pero a mi manera, cuando me conviene, cuando te necesito, cuando tengo un problema”. No. La relación con Dios no funciona así: o es todo en tu vida, o no es nada.

Volteando a ver a mi yo de hace nueve meses, veo cómo la vida se ha ido poniendo mejor. Ya no tengo los problemas de antes, ya me permito estar consciente en el hoy, en el ahora.

Hoy elijo ser responsable de mis acciones y soy consciente de que cada decisión que tome, buena o mala, va a traer una consecuencia. Y esa consecuencia es algo que yo elegí. Dejé el piloto automático con el que vivía, en donde solo sobrevivía, y ahora aprendo a disfrutar de las pequeñas cosas: las sonrisas de Kaiser cada que estamos en un parque, acariciarlo y decirle que lo amo, compartir tiempo de calidad con mi familia, poder escucharlos, reconstruir la relación con ellos que yo mismo me encargué de romper con mi personalidad destructiva.

Volver a conectar poco a poco no es fácil para mí, me cuesta. Pero disfruto tomarme un buen café leyendo un libro, vivir sin pensar en cómo le voy a hacer mañana para solucionar problemas que yo mismo me metí.

Hoy soy testimonio de que se puede salir de la mierda en la que uno mismo se mete. Que se puede volver a quererse, perdonarse por lo que se hizo, por a quienes lastimé. Porque sé que mi pasado no me define y no voy a dejar que lo haga.

Hoy intento ser una mejor persona: alguien que valga la pena, alguien que busca manejarse con principios espirituales, que quiere ser honesto y responsable. Sigo cometiendo errores y sigo aprendiendo, pero no me voy a rendir. Sé lo que es tocar fondo, sé lo que es no tener ganas de nada, y al menos por hoy no quiero volver ahí. No me quiero volver a lastimar de esa forma, ni quiero lastimar a mi familia tampoco.

Hoy, si bien acepto mi realidad, sigo con la esperanza y la ilusión de algún día poder ser alguien que valga la pena para tener una relación sana, basada en el respeto, la comunicación activa y la escucha real. Sé que aún tengo mucho que mejorar porque las últimas dos relaciones que intenté tener me dejaron claro eso. Aún hay mucho crecimiento en mí para poder ofrecerlo.

Sé que nunca voy a estar listo al cien, pero al menos hoy me siento más preparado que ayer. Sé que debo cambiar cosas en mí para evitar que viejos patrones aparezcan: mi egocentrismo, mi egoísmo, el creer que soy el único con problemas. Debo recordar que mi pareja también los tiene, y aprender a ser un apoyo y a no querer jugar a la víctima con quienes estén a mi lado.

Aún queda mucho camino que recorrer, mucho por aprender, pero sé que ayudando a los demás, sirviendo, queriéndome —y que hoy para mí quererme es dormir bien, hacer ejercicio, comer sano y no hablarme tan culero como me hablaba hace unos meses— poco a poco podré ir teniendo una mejor versión de mí.

Hoy intenté que este día fuera como uno más, porque es uno más. Pero no quería que pasara desapercibido para mi yo del futuro, cuando quiera ver cómo ha ido este crecimiento. Por eso escribo este post: para recordarnos que, al menos por hoy, decidimos elegirnos y nos quisimos.

El mañana es un misterio, pero hoy agradezco estar aquí. Si alguien que está leyendo esto hoy siente que no puede más, quiero que sepa que yo también estuve ahí, y que se puede salir. No es rápido, no es fácil, pero vale la pena.

 
 
 

Entradas recientes

Ver todo
UN AÑO

Hoy cumplo un año. Un año de elegirme. De dejar de escaparme de mi propia vida y empezar a habitarla. Hace doce meses estaba roto: sin amor propio, sin motivación, sin ganas de despertar. Vivía con má

 
 
 
Agosto

Por fin llegó agosto Y sí... ya es agosto. No sé en qué momento pasaron tantas cosas, pero aquí estoy. Un poco más despierto, un poco más...

 
 
 

Comentarios


bottom of page